la inocencia resplandecía en mí,
donde solo me preocupaba
comer, dormir y k-gar.
A mi alrededor un arroyo con agua cristalina
y a la orilla unos jilguerillos que con sus bellos cánticos
inspiraban un ambiente de paz
y al escuchar esos cánticos armónicos
decidí que lo mío era la música,
solo el tiempo paso y no perdona,
mis sueños siguen siendo sueños,
el arroyo se secó y los jilguerillos del arroyo se murieron
y llegaron puros pinches…